En primer lugar me gustaría
agradecer, y es justo que lo haga, a la Asociación 1º de Mayo que me brinde
esta oportunidad. Es para mi un verdadero honor y más viendo los antecesores
que han pasado por aquí: personas que merecen todo mi respeto.
Yo no quiero desaprovechar esta
oportunidad para decirles lo que dicen otros, por correcto que me parezca, ni
para que mis ojos se claven en un folio y no en los suyos. Quiero aplicar un
consejo que Primitivo me dio un día: haz todo cuando tengas oportunidad porque
no siempre se está ahí, no te arrepientas de lo que no has hecho. Algo así.
Por eso hoy, como digo, quiero
mirarles a los ojos y que ustedes me miren y, en ese momento, poder explicarles
por qué este primero de mayo es uno de los más importantes que recuerdo y por
qué hoy, como en otras ocasiones, merece la pena celebrar y recordar que ha
habido trabajadores que han muerto por los derechos que hoy nos roban
abiertamente, sin máscaras ni vergüenza.
Hoy es imprescindible tener en
cuenta que la actual Reforma Laboral va a despedir indignamente a cientos de
miles de compañeros. Trabajadores que, ojalá, no seáis vosotros pero que, por
desgracia, conoceréis. Serán, o han sido, vuestros hermanos, vecinos, sobrinos
o primos. Habréis sido vosotros o yo. Y si no, debéis estar desde ya al lado de
ellos, en sus luchas y justas reivindicaciones. Podríamos extendernos horas
comentando por qué la Reforma Laboral es un atentado contra nosotros, los trabajadores,
pero creo que los sindicatos, partidos y ahora la Asociación, ya han hecho un
gran trabajo sobre esto.
Podéis ser funcionarios o
trabajadores públicos, sanidad, educación, servicios sociales como dependencia,
ayuda a domicilio, centros de discapacitados. Ahora no sois nada de eso. Estáis
en el paro o conocéis a muchos que lo están. Los trabajadores lo son
independientemente de quién los emplee. O estamos juntos o no estamos.
Olviden las leyendas negras sobre
ellos y vosotros y uniros a los trabajadores porque también lo sois.
Albañiles, fontaneros, yesaires,
conductores… trabajadores y trabajadoras que han ganado mucho o poco. Hoy
pueblan esta plaza para defenderse, y lo principal, para defender a sus
compañeros. Si la persona que utilizamos deja de ser la 1ª del plural para
utilizar el yo, no hay nada que hacer, los trabajadores estarán en un banco que
se hunde y buscando cada uno su propio bote salvavidas.
Pero no es solo una cuestión de
derechos laborales aunque eso justifique más que de sobra este día y esta
lucha.
¿De verdad no te sientes
preocupado cuando ves como la lista de espera de los hospitales se multiplica
por dos, tres, cuatro, cinco o seis? Eso no es una cuestión de suerte, es una
cuestión doble: por un lado podéis estar seguros de que os tocará, a vosotros o
a trabajadores cercanos y por otro lado, es una cuestión de dignidad, de ver
como han perdido nuestra hucha, el dinero que hemos estado pagando para nuestra
pensión, nuestra prótesis, nuestra operación. Es una cuestión clave la de no
estar preocupado por la cuestión económica y, ahora, comienzan a hacer negocio
con nuestra necesidad y nos dicen que es nuestra culpa. ¿De verdad alguien cree
que las pastillas de más que puedan tener unos u otros cuestan cientos de miles
de millones de euros entregados a otras entidades? No, la clave está en
construir una nueva necesidad que nos obligue a asegurarnos y a tener que
aceptar lo que sea en el trabajo porque nos ofrece un seguro médico privado.
Más explotación, más indignidad. No es cuestión de crisis, es una ideología y
un plan premeditado que nos va a empobrecer. De verdad, esperemos que ni a
nosotros, ni a nuestros mayores ni a nuestros hijos les ataque una enfermedad
y, por la situación de desempleo o cualquier otra circunstancia, no podamos
hacer frente al coste de la curación. Pero para que a ninguno nos pase esto
tenemos que estar aquí, con el 99% de la población que puede padecer tal caso.
Y lo mismo pasa con la educación.
¿Alguien piensa que saldremos de la crisis por el mismo agujero por el que
entramos? La criminalización ante la sociedad de un colectivo, el linchamiento
público y posterior no contratación masiva responde, una vez más, a un objetivo
mucho mayor que el de recortar x gastos. El objetivo no es otro que perpetuar unos
estamentos sociales, como en la edad media, convertir la escuela pública en un
servicio asistencia, en una buena acción hacia los hijos e hijas de los
trabajadores, extrapolando el rol de los padres a sus hijos. Mientras, en el
barrio alto como cantaba Víctor Jara, otros niños sí irán a una escuela
privada. La educación es la base de la igualdad o el mayor elemento generador
de desigualdades, discriminaciones, temores y dominación social.
Por supuesto, y sin querer
alargarme demasiado, pasa algo similar con los servicios sociales. Estos son un
ariete contra el capitalismo ya que representan la solidaridad de un conjunto
para con algunos individuos. No importa cuánto ni quién, sino qué, por el mero
hecho de ser ciudadanos podemos tener ciertas seguridades. Seguridad de no ser
excluidos. Hoy eso está amenazado y, por ende, todos los trabajadores.
Y todo este negro escenario que
planteo, porque así creo que está el panorama: negro, solo se puede confirmar
si los aquí presentes y los que no, lo permiten. Nosotros, los trabajadores de
toda clase, seremos los principales responsables si los recortes nos siguen
atacando frontalmente. No nos equivoquemos: si mostramos nuestra oposición
unidos no hay posibilidad de materializar la ignominia.
Yo tengo clara esta cuestión y ni
quiero padecer las cuestiones que he relatado, ni quiero que vosotros las
padezcáis porque individualmente representamos muy poco, pero unidos seremos
invencibles.
Para terminar explicaros por qué
mantengo toda la intervención esta mano cerrada, con fuerza. Aquí dentro mis
padres pusieron hace ya algún tiempo mi futuro, o un futuro para mí. Lo
llenaron con su esfuerzo, su sudor y su sacrificio… lo forjaron con su
presente. De la misma manera que, en el aspecto social, nuestros padres como
generación forjaron nuestro futuro, nuestros derechos, nuestra “mejor
vida”. Yo no estoy dispuesto, bajo
ningún concepto, a entregarle a mi hijo una mano abierta, sin futuro, porque
preferí vivir mi presente de manera individual.
Viva el 1º de Mayo.