Hoy 25 de Noviembre se celebra, un año más, el Día Internacional contra la violencia de género. Es un día triste porque sólo el hecho de tener que seguir celebrando un día así, significa que el mundo se resiste a instaurar una verdadera igualdad entre mujeres y hombres.
Los datos son escalofriantes. Según la ONU cada 18 segundos una mujer es maltratada en el mundo. En España, durante este 2011, son ya 61 las mujeres que han fallecido a manos de su marido, pareja, compañero, novio, etc… En el 2010 fueron ochenta y cinco, en el 2009 sesenta y ocho… y podríamos seguir contando. Esta lacra no parece estar en proceso de solución y eso debe preocupar, por un lado, a una sociedad como la nuestra y, por otro, avergonzarla de no poder acabar con el terrorismo machista.
Los motivos por los que se produce violencia de género pueden ser muchos y discutidos, aunque habría que destacar uno por encima de todos: LA DESIGUALDAD REAL QUE AÚN EXISTE ENTRE HOMBRES Y MUJERES. El mundo, nos guste o no reconocerlo, sigue siendo machista.
Es importantísimo que el Estado y las administraciones trabajen a diario para solucionar dicho problema. Un primer paso fue la Ley Integral contra la Violencia de Género. Debemos exigir una educación más igualitaria que no fomente ciertos estereotipos ni tics machistas sino que eduque en la igualdad.
Existen otras propuestas sin duda interesantes y que ayudarían en la resolución de esta problemática. Es necesario igualar los permisos por paternidad de padre y madre para acabar con la división sexual del trabajo que hoy en día existe y, por ejemplo, es necesario alcanzar una paridad real en las estructuras organizativas e institucionales.
Las soluciones, por tanto, pasan por ir eliminando (y me centro ahora en nuestro círculo más cercano) esos estereotipos que no dejan acabar con el machismo. Los hombres mantenemos, a día de hoy, ciertos tics, costumbres –aprendidas o adquiridas- que denotan un machismo peligroso ya que en ocasiones no somos siquiera conscientes de ello. Por lo tanto parte de la solución debe comenzar en nosotros mismos eliminando estas prácticas que, sin parecer graves a priori, siguen mostrando una desigualdad en el trato hombre-mujer. Por lo tanto el camino hacia la igualdad real tiene que contar con tod@s.
JACOBO MEDIANERO MILLÁN
COORDINADOR IU MOTA DEL CUERVO